5:41 p.m.
Music by:
Sonic Youth [Bull In the Heather]
Lo primero que miras en tu secundaria son las paredes rayadas con "tags" de grafitti. No hay puertas en los baños, los focos están rotos y hay condones usados en los sockets. Sabes que tu escuela no es segura, pero es tu secundaria y no se te ocurre que te puedas cambiar a otra.
A mí no se me ocurrió.
Tal vez lo primero que miras son las faldas arriba de la rodilla que usan las niñas. Rita me mostró el truco levantando su blusa y descubriéndome su cintura: una vez cerrada, doblan la falda sobre sí misma hasta que alcanza la altura deseada. Muchas niñas la subían hasta hacerla minifalda durante el receso de veine minutos. Otras más se la subían hasta hacer visibles su calzones. De esas dos o tres no usaban.
La falda doblada de Rita, hecha bola en su cintura, le hacía ver gorda.
Cuando entras a secundaria necesitas tener muchos huevos. Si algunos amigos de tu colegio católico se han inscrito también, es mejor. Si no es así, prepárate para un par de hematomas a la semana. Un ojo negro de vez en cuando. Prepárate a encontrar tu mochila escupida por todo el salón. Preparate para unas patadas en los testículos de vez en cuando.
Cuando entras a primero de secundaria en un instituto federal como el No. 3, nadie te dice que lo próximos tres años serán potencialmente un infierno.
Había en mi escuela unas hermanas, Mónica y Verónica, que vivían con sus padres sustitutos y decía que eran violadas repetidamente por ellos. Nunca supe si era verdad.
Una niño de otro grupo llamado Marco fue sorprendido teniendo sexo con el maestro de artísticas en el salón de computación. La esposa, la maestra Fraustro, no dijo nada. Nadie dijo nada, pero Marco fué el niño más popular ese grado.
En el colegio católico en el que estudié la primaria no te pasaba por la cabeza escupir en el piso ni cagar fuera de la taza. Tenías una asignatura llamada religión en la cual te enseñaban de cosas como "la anunciación" y el amor de Dios. Lo que no te enseñan es que al año siguiente encontrarás compañeros de tu salón agarrándose los pitos en el patio trasero.
Cuando estaba en la secundaria una niña entró en el baño y dejó entrar consecutivamente a seis niños para que tuvieran sexo con ella. Una semana después la misma niña me regaló una tortuga ninja por mi cumpleaños.
En 1992 hubo una noticia muy difundida en Monterrey acerca de unos niños que habían atado y sodomizado a su maestra de Ciencias Naturales. Le violaron repetidamente el ano con botellas de barrilito y tubos de ensayo mientras se reían histericamente y leían pasajes del capítulo de la reproducción en un libro de biología. Hicieron cortadas a lo largo de su espalda con un cuchillo y después orinaron sobre las heridas. Le rompieron un matraz en la cabeza y la dejaron tirada en el piso mientras iban por cigarros.
Esos niños eran mis amigos.
Esa señora era mi maestra.
En segundo de secundaria, mi mejor amigo fue apuñalado en la espalda porque le debía 200 pesos a otro. Estuvo en el hospital un par de días y se recuperó.
Cuando tenía 13 años fui por primera vez a casa de mi amiga Rita. Sólo estaba en casa su hermanita, que se restragaba los genitales con la alfombra, y decía que iba a tener "alfombras bebés". En el cuarto de su hermano mayor había un oso de peluche tamaño gigante. Rita me mostró que tenía una rajada abierta con tijeras entre las piernas. Dentro del agujero había bolas nejas de algodón con machas cristalinas y un aroma a semen. Me dijo que su hermano cogía con el oso en la noche. Lo veía por el ojo de la cerradura.
Me abrazó y me besó. Me masturbó con su mano y al terminar sacó un cigarro de marihuana de su blusa. Me pidió llorando que fuéramos novios.
En la escuela secundaria había un niño al que apodabamos Cigoto. Tenía una abuela catatónica en silla de ruedas, a la que le daba sexo oral por dinero mientras otros mirábamos. Fué la novedad un par de meses, niños y niñas esperando su turno para lamer la concha amarga de la abuelita inerte de Cigoto a cambio de unos pesos, hasta que sus padres se dieron cuenta.
Nada de esto está en la biblia.
Si entre los años '91 y '95 estudiaste en la secundaria 3, seguro sabes que son "las cortinitas". Sabes que es un "sol negro". Si estuviste conmigo en la escuela has oído hablar de Berenice, la niña que fue a conocer por vez primera a su padre y terminó engañando a su novio él. Sabes que no le importo porque "no lo conocía". Que lo hizo por su "hierba".
Si cumples 15 años mientras cursas tercer grado en la secundaria federal No. 3 aprendes que orinar sobre la bandera no es un delito. Falsificar tus calificaciones, robar de la cooperativa, practicar sexo sin protección en las escaleras, fumar marihuana, vender pornografía a los de primero, hacer chaquetas y mamar pitos no es un delito. El vandalismo no es un delito. Nada es un delito si no te atrapan.
El día de la graduación de la secundaria No. 3, ese día sabes que harás la preparatoria lo más lejos posible.
cn
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