<body bgcolor=#283034 text=#cccccc link=#cc6666 vlink=#996666 alink=#333333 marginwidth=0 marginheight=0 leftmargin=0 topmargin=0><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d4107937\x26blogName\x3dCABALLO+NEGRO\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://caballonegro.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_MX\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://caballonegro.blogspot.com/\x26vt\x3d-6885621735386824362', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

miércoles, marzo 17, 2004


Music by: Satellites of the Stone Age [Enemy Freeway]

El problema comenzó a ser cuando él dejó de valorarla. Claro que la quería, pero muy egoístamente. Nunca pensó que se le podía ir.

Ella leyó en su journal:
Music by: Human Bullet [Self-Blasting Explosion]

Luego leyó:

perfidy \PUR-fuh-dee\, noun:
The act of violating faith or allegiance; violation of a promise or vow; faithlessness; treachery.


Y entonces se le ocurrío pensar en ella, y en su situación, y en el círculo inmundo en el que giraba sin descanso y sin esperanza por culpa de él, de el que creía ser amada y no se amaba mas que a sí mismo y a la comodidad que ella le traía.
"Pinche Mongo" pensó. "Eso es lo que es: un pérfido".
Y desde ese día todo cambió.

Las siguientes semanas fuero una pesadilla para Mongo, que acabó por darse cuenta a base de chingazos lo que se estaba perdiendo con Amor lejos de él. Eso le caló hasta los huesos.
Le pidió, le rogó, le llamó y le lloró. Pero Amor no decía ni una palabra. Estaba decidida que se había acabado: Mongo no valía la pena.

Y Mongo sufrió su pena, como Magdalena. Casi era penoso verlo. Siempre es penoso ver llorar a un hombre.
Pero no cedió.
Se había dado cuenta de sus errores, tarde. Se lamentaba de la clase de mujer que había dejado ir, del corazón cinco estrellas que ya no le habría las puertas: se estaba quedando en el frío, y se estaba muriendo.
Solo le quedaba la última esperanza: Le amaba.
Y siguió.

Amor se iba un día en su carro. Notó que Mongo la esperaba afuera, y le decía adiós con la mano, hasta que acabó de calentar el auto y se fué. No le contestó nada, pero tuvo otro momento de claridad: uno donde se dio cuenta de que Mongo había cambiado. Nunca antes le había esperado en la puerta.
Y le dió otra oportunidad.

cn

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


[Powered by Blogger]