CABALLO NEGRO

12:40 a.m.
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El error fue tomar tanta confianza, pero después de todo el Mudo es el Mudo y las cheves con él nunca se desprecian. Así que empezamos a platicar.

Caballo Negro:Que onda mi buen Mudo?
Mudo:Qué pedo cabrón?
cn: Pues aquí... nomás. Vengo del jale.
M: Ah, chido. Y qué paso?
cn: Se murió Piporro, dormido en su cama. Qué chida forma de morir.
M: Y Charles Bronson, compadre.
cn: Sí, lo leí en el blog del Tiburón.
M: No me hables de ese puto.
cn: Por qué güey?
M: Nomás.
cn: Pasó algo? Quieres algo?
M: No nada güey. Nadamás ando encabronado.
cn: Qué te hizo?
M: No nada, no con él. Pedos.
cn: Ah... pos bueno.
M: ...
cn: ...
M: Lo que pasa es que en la reunión Le echó un gargajo a mi cheve. Pero no quise hacer pedo frente a las viejas.
cn: A LA MADRE! Y cómo sabes que era un pollo?
M: Me lo tomé, güey.
cn: Órale... y cómo supiste que era saliva y no otra cosa?
M: Conozco la sensación. No me preguntes como... pero se siente una sola hebra bajar por la garganta.
cn: Ja ja..!
M: No es gracioso cabrón.
cn: Para mí sí, porque yo le escupí.
M: Tú...
cn: Si güey. Just for fun.
M: Ah, que pinche divertido, pendejo.
cn: Pues que aguado.
M: Así de güevos?
cn: Pos...
M: ...

Y surcos! Un chingazo en la cara. Si algo me caga son los chingazos en la cara.

cn: Qué tráes, puñetas!!??
M: Nada güey. Just for fun.

Mi ventaja fue que el Mudo andaba más pedo que yo. No me gusta pelear ebrio/con ebrios pero ya ni como hacerle. Para no hacer el cuento largo, al final logré amagarlo con el paraguas mojado de una chava. Tenía la punta de metal amenazando su ojo izquierdo, parece que al mudo no le gusta que acerquen cosas a sus ojos.

cn: Que pedo, Mudo!?
M: Pues la verdad es que ya no puedo escribir en el blog! Chingadamadre tengo cosas que hacer! Tengo que dejarlo... un tiempo.
cn: Pues eso me hubieras dicho, cabrón!

Tuve que estrangularlo hasta la muerte. Fué difícil, el cuello no cedía.
No quería decir nada. Pero ahora ya se sabe. El Mudo lo tenía todo planeado: dejó un mensaje automatico.
Sentí nauseas. No es lo mismo matar a alguien en un accidente o con un arma de fuego, que con tus propias manos. Salí de allí como de un mal sueño, presionando mi cráneo para evitar que estallara.
No he podido olvidar sus últimas palabras: Voy a regresar.

cn