2:16 a.m.
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Hoy todo ha estado de cabeza. Ese mail.
Voy a tratar de hacer un resumen de lo que ha pasado; ha sido un día largo. Mario mandó chingar al Pancho. Lo sé porque me lo dijo: Cuando me llegaron las fotos, no se las enseñe al agredido, me mataría a mí y al culpable. Conocía la dirección del remitente: es un güey de aquí del trabajo. Por mails que tenía guardados Isabel supe que eran íntimos amigos. Me sorprendí mucho de todo lo que me enteré de Mario e Isabel por medio de sus correspondencias. Ese cabrón es una mente criminal. Es demasiado inteligente. El error que cometió fue no contemplar el amor que me tenía ella. No creyó que alguien tuviera el userneme y contraseña de el mail de ella, y lo hizo como un último acto póstumo de complicidad con la chaparrita. Después de mucho pensar lo fui a ver, como amigos... tuve que manejarlo con cuidado. Mario no es cualquier pendejo.
Le llamé y me citó en su casa. Cuando llegué me trató como un viejo amigo, como si me conociera desde siempre. Fue raro saber todo lo que me conocía por medio de Isabel. Eerie.
Me dijo que no hiciera pancho, que el ídem se la debía. Y entonces entró ella. Una cosita tan encantadora... tan increíblemente atrayente... Una lolita en toda la extensión de la palabra. Llevaba una faldita holagada pero corta color hueso, y la meneaba con toda la gracia del mundo. Sus pechos incipientes se asomaban bajo su ajustada blusa verde. Se paseo descalza un momento por la sala. Caminaba como modelo. No podría tener más de 13 años. Tenía una carita encantadora, y sus ojos verdes parecían iluminados con luz propia... todo su blanco rostro era enmarcado con un cabello castaño y rizado. Neta que me estramecí. Me sentí un pelele. No mames... nunca había visto algo así. Era como cosa de otro mundo.
El Mario se dió cuenta.
-Pancho pensó lo mismo que tú, Jorge.-
-...-
-Pero él además actuó. Y por eso tuvo que pagar.-
-Ah...-
-Tómate una cerveza. Ven, tengo guinnes.-
Estuvimos hablando mucho tiempo de Isabel sobre todo, un poco del trabajo, de su hija Donna, del Pancho... de todo un poco.
En fin, pobre Pancho. Pero él se lo buscó.
cn