De repente la ví. Y no como es ahora, sino como era antes, cuando estaba enamorado de ella. Me dió un vuelco el corazon, y los nervios hicieron inmediatos estragos en mi cuerpo. Se me corrompió la respiración, y sentí ganas de ir al baño. Ganas de nervios. Me miraba y me sonreía y yo no podía creer que Teté estuviera allí como una fotografía viva. Era el pasado asomándose a mi presente.