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jueves, julio 24, 2003


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Tomé la idea de la película esa de Sean Penn... Entré al cajero, chequé mi saldo, retire 50 pesos, me los guardé y caminé afuera. Subí al carro, lo encendí y me marché. Al salir del estacionamiento, se me contrahicieron las tripas. Había dejado la tarjeta dentro de la maquina. Le dí la vuelta a la manzana, pensando el el güero alto que estaba esperando atrás de mí. La máquina no me avisó que había dejado mi tarjeta adentro, él tampoco, y al entrar al estacionamiento lo ví mirarme horrorizado sujetando el dinero en la mano. Mi dinero. Bajé corriendo, con la lata de sprite que me iba a beber en la mano. El güey no corrió, se quedó sembrado en el lugar. Lo empujé dentro del cajero, era domingo y estaba desierto. Me acordé de Ron Damón.
Un sólo chingazo le dí, pero debió ser muy fuerte porque reventé la lata y el se reventó el cráneo. Comenzó a llorar y a sangrar profusamente. Le quité mi dinero, mi tarjeta y salí de allí deseando que la cámara estuviera apagada. Coño que si me cogen, me cogen.

cn

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