9:57 p.m.
Music by:
La Chiquita se tiró en la cama, e instintivamente, abrió las piernas. Pero al ver que el Nat seguía sentado en la mecedora de mimbre, se paró y se puso en cuclillas frente a él. Miraba el techo con ojos acuosos, pero con dedos ágiles le desabotonaba el pantalón al Nat y le bajaba el ziper.
Metióle mano en los calzónes y sacóle el miembro. Alarmala de tos (la versión de Café Tacuba) estaba en el radio.
Comenzó a chupar. Se podía ver su lengua resbalar bajo el tronco. El Nat se dejaba querer, y la Chiquita seguía afanosa en su labor. Diez minutos después, ella se levantó.
-Por qué te paras?
-Dame la soda, Nat.
-Chingadamadre Chiquita.
-Damela ya, Nat. La necesito.
-No mames...
-Pues no mamo, hasta que me des.
-Hazte para allá pendeja. Llégale a la chingada. Arrúmbale.
-No, Nat. No. Por favor. Te hago lo que quieras. Porfa Nat. Porfa...- dijo, mientras se sacaba la camiseta de Taz y la falda de manta.
El Nat fué a la ventana, y nos dijo: Lléguenle a la verga, putos. Al que se asome a güevo, ya sabe. Y cerro las cortinas.
Nosotros nos fuimos, escuchando los quejidos y después los gritos frenéticos de la Chiquita.
Pinche Nat degenerado.
cn