11:44 p.m.
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Justo anoche me quiso ganar un carro, y casi me pega, pero perdió. Se me metió al carril, y aún así fui más rápido que él. (O ella?) Nos tocó el rojo. Puse las intermitentes, tomé el bastón amarillo todavía con manchas de sangre (nunca me animé a lavarlas) y me bajé lentamente. Me paré junto a la puerta del Ford K. El conductor, un chavo flaco de unos 24 años, llevaba bajo el vidrio, y me miró nervioso.
Qué pedo? -pregunté muy tranquilo.- (Quería verme seguro.)
No, nada. Nadamás me iba a cambiar de carril. Nomás. -Me dijo.- Nervioso. Hasta su voz se oía raro.
Casi me pegas.
Sí... Perdón.
Perdón?(?)
Sí... Perdón....
... Aquí ya no sabía que decir. No me lo esperaba, jo! Que pedo?!
Mire, le doy 100 pesos, está bien? Perdóneme.
????.... Cómo te llamas?
H.P.
Mira, H., tengo tu nombre y tu matrícula. Si te vuelves a topar conmigo, mejor sácame la vuelta. Porque si te vuelvo a ver, te juro que te rompo el hocico.
Sí señor.
Tomé el billete, me subí al chevy y me fuí. No le quité la vista de encima al pobre H. hasta que nos separamos... Me sentí en la escuela... Me dío lástima. Yo sólo quería asustarlo, no creí que fuera un pushover. Pensé que nos ibamos a reír juntos, no que se iba a poner a llorar.
Que mal viaje, neta que sí.
cn