3:35 a.m.
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No sé si me buscas, o si me esperas
Yo sí conduje todo el día. Nos quedamos sin gasolina, nos regalamos un cuarto de tanque, un mordelón nos robó a su vez 200 bolas, (me gusta lo prosáico) y en el Mall (Simon Mall) descubrí algo que para todos era obvio, menos para mí:
Me gusta lo vulgar.
Me atrae. Si una chava está vestida vulgarmente, me vá a llamar la atención. No importa que sea lo que algunos catalogan como "naco" (qué fea palabra); si es vulgar, la nena me vá a gustar. Y no para andar con ella, no, claro que no.
Para coger.
Mis fantasías más lascivas se generan a partir de las piernas desnudas y los vientres descubiertos de tales féminas, que con su maquillaje evidente y sus senos mal cubiertos atracan mi lívido casi hasta el punto de ebullición.
Lo vulgar me excita. Las putas callejeras. Las gordas con mal gusto que se ponen ropa ajustada. Las güeras bicolores de shortcitos apretados que muy a huevo les cubren la cola. Los culos inmensos (de futura señora fundillona) que dejan al descubierto las lonjas incipientes... en fin. Todo lo contrario a las niñas fresas.
Esas me exitan nadamás porque están encabronadamente buenas.
cn