12:12 a.m.
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Trato de ignorar el hecho de que alguien entró a la casa y lo que dejó aquí. Fuí al cerrajero con toda la buena intención de cambiar (de nuevo) la chapa de la puerta.
Ignorar las fechas rojas. Las voces al teléfono. Los 80 mil... las amenazas. Eso no me asusta.
Pero los escritos... La carta... y mi propio diario...
Con mis dibujos, mis tontos poemas, cuentos, cuentas, confesiones, y demás... Me dió gusto recuperarlo. Y me sentí enardecido al saber que sí, había sido robado. Creí haberlo perdido para siempre el año pasado. A raíz de eso comenzé a bloggear. Es más seguro si usas un seudónimo. Me puse "Caballo Negro" a insistencia del apelativo aplicado por mis colegas, cuando mi trabajo daba la cara como el mejor, siendo que se me apostaba 10 a 1. En fin.
A las tres de la tarde, llamaron a mi puerta. Me acordé del calendario. Hoy era un día marcado. Sin querer me entró el miedo por el culo, o como dice la Nana X, mordí calzón. Abrí, arrepintiéndome de no haber comprado la pistola en el puente.
cn