CABALLO NEGRO

12:26 a.m.
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Todavía hoy no me puedo olvidar de la carta, y de cómo ese pedazo de amate más que otras cosas no me dejan dormir.
Todavía hoy no entiendo cómo...

Llamé de nuevo al número, después del macabro hallazgo, que confirma que la intimidad de mi hogar se ha vuelto una puta. Otra vez la voz del hombre, entrecortada, grave. De viejo, o de alguien que amanera muy bien el tono rasposo. Un tipo que habrá bebido una botella de ron. Un hijo de su puta madre.

-Bueno!
-Mire bien las fechas. No falte. Esto no es un juego. Usted hace lo que yo digo.
-Déjame saber quién eres, y creeme, lo voy a saber: te reventaré el hocico tan duro, que te vas a arrepentir de haberte metido conmigo.
-Usted pagaría por el privilegio de lamerme los huevos, y después me daría las gracias por el honor.
-Ok... Qué chingados quiere?
-No esperaba menos, Don Jorge. Yo lo voy a matar. O ustéd me vá a matar un día. No se haga el listo. Ustéd sabe que hacer.

Colgó.

Volví a llamar. Lo dejé sonar 24 veces. No contestó. No sé quien es el cabrón. No sé por qué pagaría yo por lamerle los huevos. Eso me suena a bluff. No sé por qué me dió tanto dinero. No sé cuál puerta abre la llavecita. No sé mas que ni madres! Es la verdad y eso no lo aguanto.
Sé que la primera fecha marcada con rojo es mañana.
Sé que todo está en la carta.

cn