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lunes, febrero 17, 2003


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Ayer también, antes de que se me atravesara aquél animal, y después de haber leído el post de "Conversaciones entre hombres:" en el Chinguere, de C.G. Campillo, me entró la curiosidad (por curiosidad léase morbo) de ver de nuevo a Gina Montes. Me dirigí pues, al 7even y le despisté comprando una Naturalia de naranja-zanahoria y una paleta helada de mango para tomar muy discretamente la TvyNovelas.
Dios mío... desde que estaba en la secundaria y fuí a Soriana a comprar unos condones por primera vez que no sentía tal bochorno. El tiempo transcurrió en cámara lenta desde que la cajera puso la revista en el mostrador hasta que la metió en la bolsa de plástico barato. Creo que hasta me puse colorado, y salí de allí corriendo.
Ahora, qué mamón, es sólo una revista pero lo cuento porque es la verdad.
Subí al Chevy, que había dejado abierto, (a ver si se lo robaban mientras me bajaba a la tienda: no se lo robaron) y ví con ojos ávidos el penoso botín. Al respecto sólo voy a decir una cosa: Hay como cinco Ginas Montes en esa señora, y dos de ellas las tiene en el trasero: una en cada nalga.
Me hizo la parada una chavita en la calle, cayéndose de lo ebria que estaba. Pero pasadisísima. La estaba cargando un vato... Ya me lo imaginaba yo parando un taxi y llevándose a la chavita a un motel barato... Me recordó una de mis fiestas de Fac, donde una vieja se puso hasta la madre, y nos pidió antes de desvanecerse en la cama, que por favor, no abusáramos de ella...

cn

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