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martes, abril 13, 2004


Music by: The Flaming Lips [Fight Test]

Una camilla pasó frente a mí. La muchacha tenía un objeto extraño metido en su ano. Había entrado caminando con las piernas arqueadas, delante de su novio. Habían estado jugando con enemas demasiado grandes, hasta que el foco se había quedado atascado, y a la muchacha le había entrado el pánico de tener los vidrios rotos en su esfinter.
Los hospitales tienen una sala especial para estos casos. Le llaman vibradores caseros.

El altavoz informó con una voz de mujer:
-88-88*^2323Mig*, 88-88*^2323Mig*, lo buscan para entregarle sus documentos.
Yo contesté:
-88-88*^2323Mig* no está aquí.

Los Hospitales son muy fríos.

Mi padrino entró a la cafetería, se sentó a la mesa donde estaba y ordenó café.
Las cafeterías de los nosocomios no tienen meseros, y la comida que sirven es blanda y desabrida.
Me invitó a ir de viaje. No iría con él aunque de eso dependiera mi vida.

El altavoz volvió a anunciar con su misma voz de mujer:
-88-88*^2323Mig*, 88-88*^2323Mig*, se le solicita urgentemente para entregarle sus documentos.
Yo volví a contestar:
-Aquí no hay ningún 88-88*^2323Mig*.

Era hora de marcharme. En el camino me topé con la muchacha de los enemas caseros, empinada sobre su camilla, con su novio cogiéndole la mano.

Luego con la enfermera (joven de calzas y medias blancas). Me dijo:
-¡88-88*^2323Mig*, sus documentos!

Yo corrí y ella tras de mi. Frente al edificio había un estanquillo de refrescos. Le enfermera le entregó mis documentos a la dependienta, y dijo con voz fuerte:
-¡Aquí están los documentos de 88-88*^2323Mig*. Entréguenselos.

Salió corriendo. La enfermera tras de mí. Me alcanzó en la orilla del mar; los dos entramos al agua y allí me entregó mis papeles, todos dentro de un sobre manila.
Los arrojé al mar sin leerlos.
Entonces pasó el autobús, y me ví obligado a entrar.
Verás, los papeles era el equivalente espiritual a mi certificado de defunción.
Nunca llegaría a ser insurgente.

cn

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